Calmal

No sé si el alma existe
pero te aseguro que le he visto los ojos.
Tu cuerpo en el mar sumergido
con la luz atrapada como un eco
de color plástico.
El cabello oscuro de sal
de camino de ola, contraste de piel de hombre
que faro
deslumbraba el trozo de alma
que aún me queda
a pesar de los cortes de cuchillo.

El tiempo detuvo
la brisa que presa nadaba
en un recuerdo de faro y espina.
De amor contracorriente
de las latas que han oxidado en caladeros.
De botellas desnudas de bocas.
En un instante que nubló
al poema.
Para que no se empape de olvido.
Del olvido de las dunas.
Porque he visto la universalizada
de los peces.
La negrura del agua.
Frente al sexo.
Y la belleza.
Del que abre su corazón al náufrago.

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