Derecho de fábrica.

Yo en Indianápolis
poseo cien mil trabajadores
que no conocen mi nombre.

Ellos fabrican abanicos, posavasos, vestidos, alfombras.

Ellos me adoran 
porque de pequeño quise ser dios.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Reseña de "Hasta dónde el daño" de Fer Gutiérrez

Ánima-les

Reseña "Piscina del Oeste" de Ágata Navalón