Cuadro de Monet.

I

Hacer el antipoema
de cada uno de nosotros,
arrastra el animal de celo
que ha roto la cadena.

II

Podría empezar en plan glorioso
y escribir:
la torre, el faro, el mástil, la antena de telefonía móvil.

Pero, por una vez mi corazón
hará caso a alguien, o a algo.

Podría enumerar sus hazañas:
el hombre torre,
el hombre faro,
el hombre mástil.
el hombre repetidor de señales telefónicas.

Octavio, sabía de este utensilio 
y otros educados protocolos del lenguaje,

Por eso, en guerra léxica,
afirmo
que no eres torre, ni faro, ni  mástil
ni nada que se asemeje a su sexo.

No, no somos ni torres, ni faros, ni mástiles
ni ninguna acción copulativa de costa o de montaña.

La desnudez del  poema
es un hombre y una mujer.

     Metidos 
        uno 
dentro de otro.








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