Peluches.

La extrañeza del despertar
en una habitación de fieltro;
con Pinocho mirando a estribor.

De recámara de años de instituto
que agolpa tardes de música
y muñecos con alzheimer
incapaces de repetir conversaciones,
los momentos en que cada uno
eclosionó, para emerger en la vida peluche.

Sí, es la rebelión,
junto a cintas de vídeo, helechos y verbenas.

Es la familia que crece;
pero, en ocasiones, 
vuelve la madre, en forma de amiga,
combatiente Lola y me abraza
con el beso maternal,
y una se trasforma en relleno
con dos botones por ojos
y la sonrisa de lana.


Poema escrito en Sevilla.

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