Dónde estás Gary Cooper.

Previo a un recital
siempre tomabas el relevo
de mi histrionismo personificado.

Iba de un lado a otro de la sal al yodo,
como una burbuja de gaseosa
y entre versos y risas
me ordenabas los cauces:
que si levanta la barbilla,
que si no modulas la voz,
que si se te atasca la "erre".

Luego, me inclinaba abedul
en reverencia al término,
y tu aplaudías chiquillo.

Ahora hago frente sin piedra a Goliat.

La cama es el manto virgen de un bosque
de hojas con poemas escritos,
he repetido cien veces la palabra "pirueteaba",
y sin tu lacónico saber estar;
he recitado a tres gatos
mi poemario.

Al acabar en fila india
se fueron a la cocina.

He aprendido a vivir
sin nuestras dependencias,
y me dio vergüenza aplaudir sola





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