OJOS ABRILEÑOS
La muerte
es una pelota
en el tejado de un colegio.
Que va acumulando
compadres de distintas razas.
Las veo inmóviles
y ellas nostálgicas sin ojos,
desde la ventana
no miramos intrigadas.
II
La peor de mis pesadillas
se viste en unos ojos estambres
que anhelan polinizar mis pechos, los muslos y las letanías.
Me observa,
como un balón de playa
sumergido en un estanque,
cocaína y dos cubatas
para el cortejo.
Mis ojos esquivaban su faz demoniaca,
las huelo a tres veredas del alba,
él roñoso en su inestabilidad
toda ficticia de ánima,
de poeta incomprendido
que va hasta el culo de drogas
empieza su amenaza.
Si él pudiera con sus pezuñas
cortaría la cara interna de mis brazos,
con sus ojos se zambulliría en mi piscina conjuntiva y ovalada,
para respirar cada herida
como el polvo más puro
que hubiese podido recitar.
Me ronda, como dijo un buen amigo,
como el cazador a su presa.
¿Por qué el pasillo Hitchcock se alarga interminable?
Porque el carnívoro apresa siempre a Caperuza
y la convierte en una granada.
Habla de Dalton, de una tal Marta que no la conoce ni su madre,
instiga con sus gestos endiosados,
pone como un niño de trapo hojas de poemas escritos
en los bolsillos de mi vestido,
en una ojera que cuelga de mis dedos.
Me adora como si fuese la fórmula química
más deseada.
Pero yo tengo el pánico,
que navega cortisona en mi torrente sanguíneo.
Y aún así impertérrita callo
y finjo.
Me demanda como puede ponerse en contacto
usando el libro como arma fetiche,
no lo lee, lo traspasa,
y entre los asistentes clama :
- Un vodka para la gula.
Mira hace tiempo que paso de sedantes,
vivo de pie y no en una nebulosa,
no te daré ningún dato más de mis desperdicios.
Ni guitarras ni guadañas.
III
En un rincón llora una mujer
lleva una patada en una costilla,
él rompe la página número veintitrés.
la enrolla en una ceremonia
y esnifa su miseria.
Ella,
él viaja.
Los libros de poemas
también,
pueden ser violados.
Odio a esos seres infernales...,
ayudadme a salir de la azotea
y volver a jugar con los niños
hasta ser goleada en una portería.
Tú no has sabido nunca lo que es el maltrato infantil.
es una pelota
en el tejado de un colegio.
Que va acumulando
compadres de distintas razas.
Las veo inmóviles
y ellas nostálgicas sin ojos,
desde la ventana
no miramos intrigadas.
II
La peor de mis pesadillas
se viste en unos ojos estambres
que anhelan polinizar mis pechos, los muslos y las letanías.
Me observa,
como un balón de playa
sumergido en un estanque,
cocaína y dos cubatas
para el cortejo.
Mis ojos esquivaban su faz demoniaca,
las huelo a tres veredas del alba,
él roñoso en su inestabilidad
toda ficticia de ánima,
de poeta incomprendido
que va hasta el culo de drogas
empieza su amenaza.
Si él pudiera con sus pezuñas
cortaría la cara interna de mis brazos,
con sus ojos se zambulliría en mi piscina conjuntiva y ovalada,
para respirar cada herida
como el polvo más puro
que hubiese podido recitar.
Me ronda, como dijo un buen amigo,
como el cazador a su presa.
¿Por qué el pasillo Hitchcock se alarga interminable?
Porque el carnívoro apresa siempre a Caperuza
y la convierte en una granada.
Habla de Dalton, de una tal Marta que no la conoce ni su madre,
instiga con sus gestos endiosados,
pone como un niño de trapo hojas de poemas escritos
en los bolsillos de mi vestido,
en una ojera que cuelga de mis dedos.
Me adora como si fuese la fórmula química
más deseada.
Pero yo tengo el pánico,
que navega cortisona en mi torrente sanguíneo.
Y aún así impertérrita callo
y finjo.
Me demanda como puede ponerse en contacto
usando el libro como arma fetiche,
no lo lee, lo traspasa,
y entre los asistentes clama :
- Un vodka para la gula.
Mira hace tiempo que paso de sedantes,
vivo de pie y no en una nebulosa,
no te daré ningún dato más de mis desperdicios.
Ni guitarras ni guadañas.
III
En un rincón llora una mujer
lleva una patada en una costilla,
él rompe la página número veintitrés.
la enrolla en una ceremonia
y esnifa su miseria.
Ella,
él viaja.
Los libros de poemas
también,
pueden ser violados.
Odio a esos seres infernales...,
ayudadme a salir de la azotea
y volver a jugar con los niños
hasta ser goleada en una portería.
Tú no has sabido nunca lo que es el maltrato infantil.
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