ESPERA M ANZA NA
Tengo un sueño
y es en la cocina
sentada en un taburete
y se trata simplemente
de hornear galletas
con virutas de chocolate.
¿Y, cual es tu sueño?
II
Cuando era niña
siempre pintaba las paredes de mi dormitorio
y tenía una foto enorme de la Pantera Rosa.
No sabía ir en bicicleta,
a pesar de las burlas,
por llevar dos ruedas supletorias
que la convertían en una extraña nave espacial
con equilibrio trampa.
Aprendí a conducir,
sin manos,
con un par de derrapadas
y algún susto.
Por eso creo firmemente
que a pesar de los tropiezos amorosos;
donde nunca amé,
más que mi propia engreída miseria;
donde los imperativos eran peces espadas
que mataban cualquier atisbo.
Y pensaba que comprar era querer,
consentida de horario y malcriada
que pegaba coces a las puertas giratorias de los hoteles.
Que a pesar de mis pesares,
donde se respeta a uno mismo,
se perdona al prójimo
con la descendencia dispuesta a ser amada
y recibir un cariño materno
que guardo en sobres vacíos.
Creo en el amor.
Y porque soy merecedora de ello
un día nacerá palmito de mis hombros
y encontraré la sombra que arrope mi duende.
y es en la cocina
sentada en un taburete
y se trata simplemente
de hornear galletas
con virutas de chocolate.
¿Y, cual es tu sueño?
II
Cuando era niña
siempre pintaba las paredes de mi dormitorio
y tenía una foto enorme de la Pantera Rosa.
No sabía ir en bicicleta,
a pesar de las burlas,
por llevar dos ruedas supletorias
que la convertían en una extraña nave espacial
con equilibrio trampa.
Aprendí a conducir,
sin manos,
con un par de derrapadas
y algún susto.
Por eso creo firmemente
que a pesar de los tropiezos amorosos;
donde nunca amé,
más que mi propia engreída miseria;
donde los imperativos eran peces espadas
que mataban cualquier atisbo.
Y pensaba que comprar era querer,
consentida de horario y malcriada
que pegaba coces a las puertas giratorias de los hoteles.
Que a pesar de mis pesares,
donde se respeta a uno mismo,
se perdona al prójimo
con la descendencia dispuesta a ser amada
y recibir un cariño materno
que guardo en sobres vacíos.
Creo en el amor.
Y porque soy merecedora de ello
un día nacerá palmito de mis hombros
y encontraré la sombra que arrope mi duende.
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