Bucéfalo

Has logrado que piense en tu personalidad,

en el freno imparable

de una verborrea

y la insana costumbre 

de que sea la hembra la que done 

el camino del intercambio.

Por eso, yo no cedo a tu incomodidad

del materialismo ajeno, 

porque no sabes aún la noche

que alumbra la guía incorrecta 

de mi cuerpo hacia tu cama.

Además, tú, en este escaparate,

has lidiado con cuerdas 

tan frágiles que cualquier peso

cede al improperio

de los que vacíos de armadillo

hurgan con esas doble vidas 

de tonalidades imprecisas.

¿Te creo o te anulo?



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