Trayectoria inminente
Conchas caramelos.
Así dibujó la ola que consiguió atraparme.
Era en una siembra.
Izquierda de sol.
Claro de focos.
Y me enamoré
yo que por las calles corría
entre el vómito del ayer
con los pies descalzos.
Qué había extraviado el nombre
en los vados permanentes,
reniego de semáforos,
dando luz verde
a tener el vínculo rojo del amor.
Y dicen que de todo se a-prende
con el ruido emisor de la bocina.
Llamarada.
En aquella carretera,
ahora, que no es más que la vivencia de Instagram.
Yo que corría con los pies descalzos
por el asfalto sin corazón florecido.
Marcha atrás.
Y punto muerto.
Conducir y tener que soportar
este gaseoso recuerdo que tuvo de escape.
Ralentizar. Y decir en el siniestro.
Yo fui la culpable.
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