Abre el candado

Amor, déjame en paz.

Como si fuera un muerto 

en una hamburguesería por sobredosis.

Deja que la paz 

me guíe en suburbios,

en tugurios y frigoríficos.

Paz, es lo único que te pido.

Chantaje de grapas 

y monitos colgantes:

decoración de caravana.

Un muerto de gangrena

por vivir pegado a un cristal.

De inanición, por comer nieve 

en el corazón de piedra.

Déjame, moribunda de rancios.

De autobuses infestados de chinches 

y la rosa cruel de la esperanza.

Sabes, murió la ballena.

Luchó hasta que la corriente 

la transformó en un iceberg de carne.

Yo muero cada día ante tu estrategia vampira.

Tu falta de músculo en el hueso.

Aquí aguardando el tranvía 

con aguacates azules en la acera.

No cercanías de ida y vuelta.

No.









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