Ahora mismo lo preparo
No sé porque me atrevo
a que acudas a mi nido
para hacerme mal. Con tu soberbia
de palomitas tan endeble
que basta una llama de mechero
para que te conviertas en un plástico
quemado.
Que te presentes como un enterrador
a perturbar la paz de mis estancias,
y pinches con púas de pez Globo
la buena parte de mi corazón
que aún late.
Todo tiene un límite.
Igual que cuando sirves vino en una copa.
O la lluvia torrencial colma el embalse.
Del poder otorgado
para herir con la lengua.
Si sólo soy lo que ves,
una mujer de pies cansados
ante un arrogante
que viene lobo a orinar mi posada.
Tanto bosque ajeno.
Y mierda sostenida por antidepresivos
y complejos de vitamina D.
Qué pisotean el camino
que ayudó a salir del manicomio.
Imagen de la obra "Memoria" de René Magritte.
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