La familia
Qué tristeza heredar una caja vacía
y a la vez colmada de despropósitos
de la memoria intacta
del gen querido.
Que traspasen a la acera de tu casa,
un negocio con pérdidas.
Y bolsillos de agujero.
Y agujas sin ojo.
Cómo enarbolar
un dolor que nos explica
que las afrentas familiares
no pueden durar más de cien años.
Pero si convertirse en una hendidura
bajo la gota del grifo.
Y seguir doliendo
a pesar de la ausencia.
No hay respuesta
para un acto que aconteció
de la locura.
Acaso, si tu vida corre peligro, en un incendio
tú no saltarías hacia cualquier ángulo
de la página.
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