Estimada Lladó

El primer aniversario de tu partida

en un mundo que quizás 

no era el adecuado.

Te fuiste con un reloj que gestionaba

la voz perenne del asedio

y la probabilidad para decidir

el peso absurdo de las cosas.

Te imagino aún rodeada de flores 

y lucho para que mi memoria

te mantenga como la brisa

que reverbera tu presencia lumínica.

Eso ocurre cuando muere 

una persona que tiene nudos

con tu red de agua.

La acequia se inunda

de un cloroformo extraño 

y convives siempre con la belleza

de los que te protegieron

un momento en sus vidas.

Te colmas las manos de púas y caracoles.

Y rezas 

cohibida en un ángulo.

Por el alma, que es la más poeta,

de aquellos que abandonaron

pero residen como un pellizco temprano

de amapolas y verde.

Porque en cada portal te glorifico.

Aunque no se lo diga a nadie.

Ni hoy visite la tumba.

En el primer aniversario de tu partida.

Porque a veces nuestro cuerpos viajan

y sin embargo estamos quietos

como un cachorro en la jauría.

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