Bitácora de Málaga: La verdad duele.

¿Cuántas veces ha repetido que lo sabe?

Mientras el metro
articula sus vagones 
igual que la culebra directa al palpito.

Y padezco.

Pero, observando, a esta mujer
asida a su hijo, y a la vez
él a su pecho, clamando el milagro.

Creo, en el inexperto que el amor
no se parecía a los unicornios,
ni a la comida prefabricada
metida en un cartón féretro a domicilio.

Lo sabes...
¿Y qué?

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