Marie Claire de luna.

Puede desmoronarse este hilo de hilo
que sostiene el arpa
arpa que procede de árbol
árbol que precede de semilla.

Subir las piernas en alto,
para que la circulación sanguínea fluya,
enderezar la dichosa costura
de este puerto,
pues, la media de la pierna izquierda se vira,
se vira
camino de la puerta,
salta por la bañera,
se viste de huida transparente
en una carrera veloz
hacia la ingle;
y me contemplo los dedos de los pies
en un ejercicio insano
para convertirlos en tentáculos.
Quizás mi número sea el 38,
si calzo, un 38,
un año de guerras,
de invento, de la noche de los cristales rotos,
y yo que soy muy osada
en un absurdo ejercicio faquir
me lesiono las plantas de andar sobre tus palabras.

Es mejor que rompa este panty,
que sea libre y deje de sufrir
ante la rasuración,
la loción de mango y todos artilugios cosméticos,
que ganas tengo de pisar arena,
de remojar mis blancas lorzas en el mar,
de quemar los tacones,
de aniquilar la goma lycra estraguladora,
de que me crezcan apéndices,
ser acuario y olvidar que en un estanque no vivir se puede.

Calzo un 38, y el arpa
necesita del hilo, la cuerda,
y de unos dedos, que con locura
la amen.

Vivir del recuerdo,
soltar la prisión
y andar por el mundo
una aventura en nalgas.

Mi madre, siempre me lo ha profetizado,
a ti te matará la política
no el amor.

Y ella como buena madre
siempre tiene la razón.



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