Tres
En esta oportunidad de no disponer de intento
de no esperar de la nada el camino
suficiente o rocoso con la enmienda
de una añoranza de muescas y de tuétano.
Te prodigo por áreas ocultas de mi casa
esas que ubicadas gozan de la penitenciaria
de un cerebro angosto sin llaves.
Esta pena de ocaso y puerto
de barco vacío de peces
de nubes encorsetadas en botellas de vidrio
de este mohín extraño que pone mi corazón
de entrada a la bodega de un color mohoso.
Te echo de menos.
No me aventuro a desmentir
esta hiel que en huelga recorre
el meridiano absurdo de la vivencia.
Sí, engarce de tus manos a mi paracaídas.
Paracetamol de lustre
acústico enjambre y acuático submarino
de miel y vodka.
Una suprema porquería del vertedero
de los que aman de verdad
y de los que fingen un amortiguador
ante el deceso.
Una roña y un riñón.
Una ruina y un poco.
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