Penitenciario

La sombra decrece con la puesta de sol.

Sombra del hervor 

al gris por la falta de agua en el pantano,

por los excesos del fuego en la sierra.

Ojos de plato de loza 

como lunas cuajadas rondando 

el damero de la luz que ávida 

cruza a la hora que le da la gana.

Siguen los zumbidos.

Los campanarios dentro de mi pecho 

en atolondrados ritmos

por la pena de esta cárcel 

que supone el abrazo de aquellos

que más amamos en la única cobertura

del destino inválido.

Cerrar los ojos.

Respirar profundo.

Y bucear dentro de este vaso 

hasta que de nuevo la sombra amanezca.

Comentarios

  1. Crece la sombra hasta que todo es sombra. Aunque la luz de la poesía, a veces, la ilumina. Un abrazo.

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