Oda Kiko Veneno
Te echo de menos.
Y no me da ni un chasquido de llama,
pregonar este desasosiego
por el barrio en patinete.
Grafiti de pared de colegios
y hasta en peluquerías con sillas plegables.
Te echo de menos.
Llena de carencia.
Como el borracho que cae estrepitoso
en el parque
y los bomberos lo auxilian
con sus cuerdas vocales.
Te echo de menos
los días de melón y los de sandía.
Con el guiño de la película.
Con la coz del IPC en el supermercado.
En el pliegue de la sábana.
En el grano del azúcar que de la taza
se extravía en su montículo.
Nostalgia que lía ovillos
del hilo de la pena.
Y nudos, de la injusticia
de la fantasmal ortiga.
Te echo de menos.
A ti y a cien piratas de novela.
Y bordo cruces en el rellano.
Y me convierto en una calculadora
en negativo.
Bajo cero. Y curva recta.
Te echo de menos.
Y no me da ni un reparo
de crema
nutritiva.
De memos
menos.
Me nos.
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