Daga

 ¿Cómo puedo contener entre mis brazos 

el desmesurado que siento hacia mis hijos?


La puñalada trasversal que contengo 

con mis propias manos, 

ante la hemorragia que supone 

este escalón abismal.


Un amor de periódico e incienso. 

De pan remojado en azúcar. 

De mirar por la ventana el camino que trae a nadie.

De remover el guiso 

y que sobren tres platos.


De estrujar el corazón 

como si fuese una bayeta amarilla,

con la cual, has limpiado las carcasas 

de los aviones y de las cubiertas marítimas,

y luego, te has metido en la boca, ciento de veces, como un veto a tu propia pena.

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