Muerte selectiva
Esta guerra, la guerra de León Felipe.
La que a traición
te golpea contra el piso.
Te estalla el cráneo
y regurgita un río de lava
rojo.
La que amputa la mano.
Edificios rotos de hipocresía de bandos
en una Atlántida
de estaciones de tren
con un viaje sin frenos.
Amarilla.
Qué sabor tiene la leche
cuándo escasea.
Y la forma del cuerpo caído
después del impacto
azul.
Me enseñaron que el cielo
alumbra los días felices
pero, aquí caen colmillos
que muerden el asfalto y acaban
con la vida humana.
Qué le dirás a un niño
qué no entiende el idioma bélico;
la gula salvaje del cuerpo adolescente
en la mandíbula del depredador
verdoso.
Yo odio la guerra. Y tal vez, el odio
sea el principio de todo.
Unos ojos que miran al norte
porque mi abuela recordaba el sonido del asedio de los bombardeos.
Ahora, el misil. En su silencio mata.
Para ser una fotografía de reclamo.
Arcoiris.
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