Escoria

El aliento del mes de julio
se cuela por todas las rendijas
en el horno del corazón con galletas.
De todos aquellos que osan a mediar
en su verdad absoluta.
Que te tratan de mosca.
De insecto que ronda la estancia.
Y lo peor aún, es que juzgan de la manera
más perniciosa la forma de cavilar del otro.
Se creen que no puede haber ciudades
bajo el océano o que las estrellas son bombillas colgadas de las tribunas.
Que mezquindad la de aquel
que piensa que el respeto es largar
del afluente cuando se tiene sed.
Una ya tiene demasiadas resacas
para los eternos niños
que de su espejo dejan a Narciso como a un cardo.
Sabe bien a pesar del cansancio
del crujir de la espalda
del olor a lejía en las manos
de la incomodidad vestida de crápula
que la perversión yace en jardines
de algodón azul.
Qué lástima que eres de las que perdonan
y levantan el moho con las uñas.
Qué prefieres morir antes de disparar.
Qué nadas en el barro.
Qué cuando sueñas inventas vacunas
para las aldeas.
Y que al dormir eres capaz de soltar las manos
de los que amas.
Para empezar subida a las palmeras.
A buscar un cobijo donde te quieran.
Un teléfono bloqueado.
Un explotador con complejo de pólvora.
Y el cinismo de Cupido barbudo y obsesionado
con sobrepeso y rancio hasta la extenuación.
Repite este mantra:
-"Valgo mucho".
Qué quién dice respetar a la naturaleza
y no a las personas es un ripio de la existencia.

Comentarios

Entradas populares