Escarnio

Si cada cardenal
que decora las piernas
hablara de su misa difunta.
Y el sudor de los pliegues
del rocío humano.
Calles de venas dolientes y níveas.
Que con Trombocid maduran
en el alivio convertido en una ola de orilla.

No puedes ver el mar.
Ni pisar la arena de jengibre
Pero la brisa "medical"
agradece la soledad de la redención.

Mil flagelaciones.
Sobre la tarta de fresa.

Pringue.
Y ganas de llorar.

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