Amistad

En la guerra sucede
que los combatientes
reconocemos la amistad
entre los muertos.
En las trincheras siempre
la locura del día a día
deriva que irremediablemente confiemos
en soldados afines:
Mi copiloto en este infierno
nació en Chequia.

El sonido de las bombas,
el reguero de sangre menstrual
y las canciones negras del algodón
han creado un vínculo cercano de fraternidad  en la leprosería.

Siempre un francotirador protegerá
la espalda
mientras las bengalas
iluminan la cara de los niños.
Y saldrá del trance
malherido el miliciano
para regresar a casa sin piernas.
Y una medalla de consolación.

En este mes de julio
con el laberinto del bosque frondoso
encontrar un amigo
ha sido determinante.

Te da pena cuando se marcha
con el canto del aeroplano.

Pero sabes con la certeza
de la eternidad de una serie bélica
que el viento acompañará
la hermandad
de los apátridas.






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