Panorama

Y esta niebla, dama madeja, haciendo acopio de las vistas, en un cuadro de bochorno. Que respira y traga, en su nube de gases, y tú, cometa con pies de puntillas, vas descubriendo la verdad, el pico del cuchillo, la hebilla que te retiene, ante el desconcierto. De ser devorada por esta bruma con anhídrido y azufre, en la competición de dañar lo que da vida, como cucarachas idas que la emprenden a palos contra sus testas de vinilo. El amor, el único aspirante a beber esta niebla de las narices, que tapa al sol, a las estrellas. Y obliga al mirador a ver al cielo en un saco de cables, computadora espesa, ciencia de la asfixia, poema ciego, tirita en el párpado. Niebla oscura que entra por las ventanas, la boca de la inocencia, la carretera, la voz, la temeridad de un manto que seca las lágrimas de los ojos y nos hace cómplices de la niebla del iluso. Contemplando lo que no se ve, en una tele de plasma y hemoglobina.

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