El lenguaje de las polillas

Y después del silencio qué se orquesta
qué mote, ciudad o recinto
no se atreve a aplicar un signo, la voz
del relinche de la tormenta
de dos ríos que conjuran
de vías con sus adverbios de reloj
parados y en movimiento
y sentir y caer y resbalar
hacia tu coraza de cartón pluma.

Y después del silencio.
Qué retórica
se encierra dentro de las manos estrechas.
Huida de fuga
tapando la boca al amor.
Para que el incendio hable
sin palabras.

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