Daños colaterales

Espina del rosal que emana el hedor,
con los pétalos y tus hojas
para el manjar del lobo.
Te dijeron no cruces el bosque.
No oses a pisar la vereda.
Los traficantes de la muerte rondan
y hacen acopio fango de la luz.
Que tu pupila ha erosionado.
Te dijeron no vayas sola.
No oses a pisar la vereda.
Y te comieron el hígado
las alimañas en un país
de leyes desiguales, de condena fugaz
con el signo de la noche.
Te profanó la indiferencia.
La peste de un siglo, capaz de combinar
la tecnología con el vómito.
Tus flores arrancadas de ciudad niña.
Oliendo a muerte.
Porque has cruzado la línea.
Y te has hecho santa sin reliquia.
Nacida para ser alimento del ogro.
con tu matriz que se ha dormido de silencio.

No cruces sola el bosque.
La abuela ahora trabaja en un restaurante.
El leñador habla de política
y traga orina de caballo.
Con la mujer muerta que ya no tiene calles
para ser gloriosa. Tanto sacrificio
de falta formativa.
Y un bosque con las fauces abiertas.
Para la próxima estación del olvido.
Comida de gorriones y cuervos.

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