El recambio con gel verde.

I

Contó hasta cuatro de distintos colores.


II

El cuerpo desnudo con los ojos cerrados como piños,
mientras caía el agua
iba el estropajo enrojeciendo la epidermis.

Era un ritual, el modo más asequible a la limpieza
porque estaba sucia.

Hasta la herida y las mallas de sangre
con el limpiavajillas en ejercicio aséptico.

-No te muevas, estás sucia
debes mantener la higiene

del alma.

Luego la toalla
con manchas rubíes
igual que un poema barato
al dolor en los rasguños.

En este hueso,
de cárnica procesión en aseo,
la madre, les arrancaba las impurezas
con estropajos de colores.

-No te muevas, estás sucia.

III

Se ducha sin esponja
con las manos 
manchadas.


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