Bicireciclaje.

El azul del cielo es tan asesino
que puede hasta definir nuestro estado de ánimo,
me quedo entonces con el de ayer,
donde un anciano pedaleaba una bicicleta
y un cuerpo con chándal rojo
paseaba a dos perros de caminos divergentes.

Y me gusta la vida,
a pesar de este cono de patatas fritas
de la colocada manipulación cibernética.

¿Cuándo apagaremos el interruptor?

Saldremos desnudos a la playa
a mojarnos los miembros
en una agua helada de enero.

Y la basura apareceré tras los contenedores
donde la acción recicla en este país
está hecha a la medida de la pobreza.

Lluïsa Lladó.





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