Me-meces de juliana.

La pregunta del por qué,
la causa inimaginable
de que este amor tenga una descompensada
tan prolongación.

La respuesta de ésta
y otras cualidades inoportunas al desconcierto
de borrachos violines.

De tenerte entre mis manos con diferente entrega,
donde las ropas se vuelve elefantes en huida,
y luciérnaga, soy del siniestro tórax
contra tu muro.

Te amo cada vez que me abro brecha.
Te amo en la bajada de escaleras.
Te amo cuando abro el portal y tú nunca estás presente.
Te amo en cada ojal de llave
cuando des-bordado
me atrapas con todas tus élites
y me rindes en trinchera
con todos los órganos expuestos a tu fusil de asalto, mecenas y mercenaria,
o, vino mezclado con gas-e-osa,
te amo, y me regalo
como una oferta de sábana
de agua con rodaja del limo
y tus besos saben lejos agrios.

Te amo en mis tres cuevas,
en la ternura que peino a tus hijos,
temo que te amo
de tenerte dentro y perderme en la ágora proscrita
de tu idiosincrasia, satélite bengala,
manos y corrección.

Encendedor fuego y moja la inflexión constante
que este electrocardiograma
da suministro,
de sutura y yo muelo la coz
en mosca-da fruta.

Que morir puedo mañana
que ya de la vida
sé 
lo que es el amado.




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