Metafísica y empirismo.
Por la superficie, un batallón de pasos húmedos,
de mi desnuda luna.
La pera almíbar en parajes alisios.
Sus labios, hablaban siete lenguas
y ellas, olas acróbatas, contendrían un di-que...
Entonces, las compuertas Levante
arrojaron mil caricias que como gatos maullaban:
-Carpe diem.
Pero, a medida que el azul era lila y tu bravura
se convertía en un espigón de cereales azucarados.
Descubrí que tú me habías amado Eolo, antes del encuentro de los ver-vos.
Sabías la poesía de memoria catecismo,
piropeando la inteligencia de los ojos.
Y, descubrí que te había amado
el día que aprendí a leer en la calle,
a escribir la primera vocal en los muros,
las andaduras niñas.
Dulce, te llamo de leche jeroglífica, melaza
con beso pagado con beso
con cuerpo pegado con cuerpo.
Y exclamé, campana:
Carpe diem.
de mi desnuda luna.
La pera almíbar en parajes alisios.
Sus labios, hablaban siete lenguas
y ellas, olas acróbatas, contendrían un di-que...
Entonces, las compuertas Levante
arrojaron mil caricias que como gatos maullaban:
-Carpe diem.
Pero, a medida que el azul era lila y tu bravura
se convertía en un espigón de cereales azucarados.
Descubrí que tú me habías amado Eolo, antes del encuentro de los ver-vos.
Sabías la poesía de memoria catecismo,
piropeando la inteligencia de los ojos.
Y, descubrí que te había amado
el día que aprendí a leer en la calle,
a escribir la primera vocal en los muros,
las andaduras niñas.
Dulce, te llamo de leche jeroglífica, melaza
con beso pagado con beso
con cuerpo pegado con cuerpo.
Y exclamé, campana:
Carpe diem.
Comentarios
Publicar un comentario