Lady


Esta mañana me levanté
y quise viajar a través del Mar Fregadero.

Recibiendo del grifo un chorro continuo 
en el rompeolas
de platos con restos de espinacas
y un vaso desheredado.

El agua a borbotones
invitaba a recordar las voces
de cataratas de parajes de ensueño;
sonreí, quizás nunca mi retina
vea Niágara o Iguazú;
pero, el abrazo del fluir
trae generosa la salpicadura
de ir nadando entre peces cuchara
y menaje 
en las profundidades del hombre.

Llevo tiempo preparada para esta limpieza de espíritu,
de lavavajillas esmeralda 
y roca.

La peregrinación de las manos,
sumergidos submarinos
sin guantes de gaucho
removiendo: tazas, loza, los huesos en el fango.

La búsqueda

de la verdad

para la palabra.





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