Sin título
Puede la araña tricotar
en las más alta colina
y con resignación contemplar
como neva sobre ella.
Ver como pintan operadores
rayas blancas sobre el asfalto,
surca eolios las hebras de un árbol
acorralado en una maceta.
Y como se levanta mi falda párpado
a la ceguera
de ese albor,
lunar que trepa topo
como la tecla piano
con la música de voces copos,
neva,
el granulado inconformista
en la sonata
de un charco que refleja edificio.
Las ansias de quitar sus patas
y que el botón reinante
sea otro bloque
desplomado del cielo.
Verte sí,
en una fugacidad,
como la estepa,
el paisaje nevado,
derretido al amparo ocular de las luciérnagas.
Como atrapar,
quimera absurda,
el desencanto frío,
de lo que nunca podrá ser.
Y se marchó
riachuelo.
Calle abajo.
Calla zafia y camina hacia arriba.
en las más alta colina
y con resignación contemplar
como neva sobre ella.
Ver como pintan operadores
rayas blancas sobre el asfalto,
surca eolios las hebras de un árbol
acorralado en una maceta.
Y como se levanta mi falda párpado
a la ceguera
de ese albor,
lunar que trepa topo
como la tecla piano
con la música de voces copos,
neva,
el granulado inconformista
en la sonata
de un charco que refleja edificio.
Las ansias de quitar sus patas
y que el botón reinante
sea otro bloque
desplomado del cielo.
Verte sí,
en una fugacidad,
como la estepa,
el paisaje nevado,
derretido al amparo ocular de las luciérnagas.
Como atrapar,
quimera absurda,
el desencanto frío,
de lo que nunca podrá ser.
Y se marchó
riachuelo.
Calle abajo.
Calla zafia y camina hacia arriba.
Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, por eso los lamentos son accesorios.
ResponderEliminarNunca doy una batalla por perdida, Julito.
Eliminar