Microfibra.
Cien cañones por banda ancha
te he amado,
hasta te he amado cien veces,
cada vez, que he pelado piel sobre cuerpo,
desabrochando camisas,
descosido botones
y cremalleras mudas.
Te he amado con rostros angulosos,
manos ramas que agrietan tierra sequía
en cada inicial de calle,
número de puerta hasta veces cien.
Con el labio pellizcado
igual que ventana mal cerrada
a la cortina.
Cien veces.
Cien cañones.
Para la simpleza cebolla,
capa espada
de no proferir tu nombre
en talle ajeno.
Lluïsa Lladó.
te he amado,
hasta te he amado cien veces,
cada vez, que he pelado piel sobre cuerpo,
desabrochando camisas,
descosido botones
y cremalleras mudas.
Te he amado con rostros angulosos,
manos ramas que agrietan tierra sequía
en cada inicial de calle,
número de puerta hasta veces cien.
Con el labio pellizcado
igual que ventana mal cerrada
a la cortina.
Cien veces.
Cien cañones.
Para la simpleza cebolla,
capa espada
de no proferir tu nombre
en talle ajeno.
Lluïsa Lladó.
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