Bahía volcán
La mirada de ese hombre
hace desbordar las marismas,
que se aneguen las acequias
y las compuertas se abran alas de flamencos en Miami Vice.
Noto trémula cera delineando camino por mis muslos
y miro su desdén de rábano,
de superioridad de credo
y una se siente hormiga,
ve sus piernas trofeo
y absorbe la extrañeza que un día tu cuerpo nao embarrancó en su cala dragón
y mis dedos dibujaron playas en sus costa dos.
La perplejidad de su lengua que me repele
y que lamió mis senos como yo bebí de su estandarte.
Marea de Arquímedes cuando recibe cien cañonazos de auroras.
Esa mano flácida que me niega el saludo
y que se unió a la mía en tiempos de paz.
Esa mirada de hombre que me toca
aire acondicionador por las circunstancias
no entiende el lenguaje del perdón exiliado.
hace desbordar las marismas,
que se aneguen las acequias
y las compuertas se abran alas de flamencos en Miami Vice.
Noto trémula cera delineando camino por mis muslos
y miro su desdén de rábano,
de superioridad de credo
y una se siente hormiga,
ve sus piernas trofeo
y absorbe la extrañeza que un día tu cuerpo nao embarrancó en su cala dragón
y mis dedos dibujaron playas en sus costa dos.
La perplejidad de su lengua que me repele
y que lamió mis senos como yo bebí de su estandarte.
Marea de Arquímedes cuando recibe cien cañonazos de auroras.
Esa mano flácida que me niega el saludo
y que se unió a la mía en tiempos de paz.
Esa mirada de hombre que me toca
aire acondicionador por las circunstancias
no entiende el lenguaje del perdón exiliado.
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