Antenas parabucólicas.

Agua fría
para la resaca de vodka lituano.

Y un comprimido
como erosión calcárea
entre los chasquidos.

Mientras a los lejos
las puertas de los coches aplauden
y una corriente de aire
coloca el polvo minucioso
en los muebles.

Me gusta comer con  las manos,
sentarme en el suelo,
llevar el cuerpo mojado aún
bajo la batista.

Mirar el cosmos incompleto
de cada detalle
que inventas cada día
la insistente 
perseverancia
que terminan
cuando empiezan
los versos.


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