El olvido atragantado. (III Parte)
III
Me exprimo en el silencio,
cuando tu presencia esta próxima,
tus feromonas viajan hasta el final del camino
de mi médula.
Si nunca más hay paso por tu parte hacia mi persona,
es respetable la costumbre de comer manzanas
arrojando su esqueleto a los contenedores de reciclaje,
para morder de nuevo otra manzana.
No había hasta esta semana leído tu currículo,
y me di una jartá de reír,
ahora entiendo lo que dijiste
que a mí salías barato
y que eras un hombre caro.
Vamos mudando mudanzas en mudos nudos de alabanzas,
y yo soy un estudio con ventanas tapiadas.
Demasiado poco.
Habiendo tanto chalet en primera línea de mar.
No moverás ni un bigote.
Ni tu cola bailará entré mis labios.
Ningún movimiento.
La partida no ha terminado,
no dejes esto en tablas.
El tiempo es un peón caído
y llegará un día que el rey será descubierto.
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