Aguardó la palabra, pero,
voló entre las gaviotas
con el testimonio de la piedra
que diseccionada no otorga
a la chispa la oportunidad
del incendio.
Ha calmado el ojo
que sostenía al zapato
para no acudir a su portal
y golpear su nombre hasta
la extenuación  de los renos.

Y miró la decimonovena
mordiendo su mutismo
de lengua que se hizo granate.

Le esperó con el frío de los pájaros.

Y tomó el billete
de la prudencia del que abandona
por profesión.

La última palabra
de entre las aves
camino del vertedero
de los magos y de los cobardes.
Para dar las gracias
a los que ganando pierden
y usan prótesis
para el miedo.

Porque yo hubiese viajado  con  vos.

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