Tributo a mis ancestras
Mujeres de harina
con molinos de viento por brazos,
somos isleñas de cruce,
de raza autopista en trenza medular,
cruzando cada músculo
ejerciendo de pitonisa.
Así somos las mallorquinas,
que sabemos donde el diablo duerme
cuando el fuego de su caldera apaga.
Somos de matriarcado en mi árbol;
fueron tantas guerras que los hombres
desde Filipinas a Cuba,
abandonaron las tierras
y nosotras, las herederas del mecenazgo,
cavamos las zanjas de la simiente con las uñas del esmalte lodoso,
con el naranja picante en nuestro cabello
o la piel pecada.
Así fue mi abuela,
mi bisabuela,
mi madre,
bañadas por el agreste y la lavanda.
Grandes mujeres (que veo en mis descendientes)
que araban y escupían al enemigo.
Y orinaban ,
sí, ellas orinaban de pie,
como los hombres.
con molinos de viento por brazos,
somos isleñas de cruce,
de raza autopista en trenza medular,
cruzando cada músculo
ejerciendo de pitonisa.
Así somos las mallorquinas,
que sabemos donde el diablo duerme
cuando el fuego de su caldera apaga.
Somos de matriarcado en mi árbol;
fueron tantas guerras que los hombres
desde Filipinas a Cuba,
abandonaron las tierras
y nosotras, las herederas del mecenazgo,
cavamos las zanjas de la simiente con las uñas del esmalte lodoso,
con el naranja picante en nuestro cabello
o la piel pecada.
Así fue mi abuela,
mi bisabuela,
mi madre,
bañadas por el agreste y la lavanda.
Grandes mujeres (que veo en mis descendientes)
que araban y escupían al enemigo.
Y orinaban ,
sí, ellas orinaban de pie,
como los hombres.
Comentarios
Publicar un comentario