Miriada.
I
Mi padre decía:
-Ves esa estrella,
esa estrella,
es tu padre
que te mira.
Decía mi padre.
II
Por eso cuando recuerdo
su voz extinguida de la boca;
frente a su cuerpo moribundo,
vomitando sin cesar,
a pie de cama.
Corría al balcón del primer piso
y miraba al firmamento.
Lo malo,
que había tantas,
que mareada
no podía escuchar
la letanía paterna.
Era demasiado inocente
para entender el lenguaje de las estrellas.
La muerte.
Mi padre decía:
-Ves esa estrella,
esa estrella,
es tu padre
que te mira.
Decía mi padre.
II
Por eso cuando recuerdo
su voz extinguida de la boca;
frente a su cuerpo moribundo,
vomitando sin cesar,
a pie de cama.
Corría al balcón del primer piso
y miraba al firmamento.
Lo malo,
que había tantas,
que mareada
no podía escuchar
la letanía paterna.
Era demasiado inocente
para entender el lenguaje de las estrellas.
La muerte.
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