Uno
No tengo vela para encender
ni trozo de arcilla para que mis pies
descansen.
No.
Tengo el desahucio de mi vientre.
El recuerdo maldito
de la mimosa.
La lengua cortada.
Y un reguero de pólvora
que solicito que la lluvia humedezca
para salvar mi alma.
Este hilo
que conduce hacia la mina.
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