Sol

Las hienas habitaron 

hace lustros el Ártico, pero, de este anacronismo

dudo que pueda hacerse un ligera idea. 

Ignora al remero 

y a la tela de araña.

Va de progresista y no es más que una máscara carroñera 

pendiente de las olas de un vaso de gaseosa.

Aparentar, que deporte más digno 

para usted.

Que circula con su vehículo

de ruedas desconchadas

por bosques nevados de melancolía.

No es más que un impostor.

Que se pone su corazón de papel

en el centro de su tórax.

Conozco muy bien

la voz de Pessoa.

La inquina hacia cada rayo de cometa

que mi cuerpo emana.

Maldito dragón rojo.

Esos faros que iluminan a la neblina

son el cáliz de mis ojos.

Y aunque aquí desparrame de líquido

y mancha: sobre un sofá

del color de la creatividad

adolezco. Volveré a romper la noche.

A estirar los brazos

derritiendo cada uno de los montes albinos

y seré libre.

Un sol a las doce del mediodía.






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