Ginebra

En ocasiones, la vida te atrapa

en un ascensor que no lleva a ninguna salida.

Por ello, con la melancolía de los gatos,

una observa la intermitencia.

Las manchas de los dálmatas que en el abismo saltan.

Los hurones en chaquetas de franela

girando sobre hombros descosidos.

La corrección del trampolín 

para retroceder seis pasos.

En un mundo de criaturas

abocadas a piscinas de ginebra.

Podría ser clara como esta parafina.

Como este brebaje con rodaja cítrica.

Pero no es preciso definir esta embriaguez.

Me duele tanto el alma.

Que los quesos rallados del supermercado

están más enteros.

Y las cenizas parecen moles.

Subir y bajar 

De aviones, de barcos, de escaleras mecánicas.

Puede el corazón:

compungido abatimiento,

luchar contra la gravedad.

O se rebota de un lado a otro.

Como una lágrima que se ha secado.

y no existe.

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