Canal de pago.
I
Fornicar con las luces abiertas sin la temeridad de los ojos sin cara
con el pudor destripado por la moqueta
junto a la ropa.
Me hace sentir
hermosa como las estrellas
que son de cine,
con las Lágrimas de San Lorenzo
sonriendo orgásmicas.
El sexo no es moneda de cambio
entre nosotros , liar un cigarro
mientras de fondo la sonoridad de un film francés
abre el apetito a la mortadela.
Mudar el mundo.
Amar y sus diferentes formas.
II
Con los cuerpos en lanzallamas,
hablamos de política, de cómo arreglar mejor el lado oscuro
de la nevera, que como una oculta faz de luna
es insoportablemente ciega.
Y cuando empieza y coincide conmigo que la ideología actual hace estragos,
en falsa brillantina de verano, hacemos fumigaciones.
Él cree como yo en lo obsoleto del sistema y
que por el bien de la humanidad, el cambio proclama.
El planeta debe tomar conciencia como uno.
Basta de líderes que se masturban delante del reflejo de un televisor.
¿Sabe, quién es Jorge Riechmann?
Luego las diferencias, porque me levanto extasiada alzando el puño
con la solícita revolución, mientras usted más coherente
me pide que baje de la cama que me voy a caer del salto
y me dice que eso sólo conduce a muertos, a muertos.
Muchos muertos.
Los muertos ya existen con la negación a la educación, con los hospitales sin recursos
con una población sodomizada, de momias sin faena con los orificios taponados,
que sigue la noria de un laboratorio gris
viral de los que hablan y no se movilizan, y los que acomodados
a una naftalina burguesa mueren mudos.
Entonces cree que las cosas se pueden hacer de un modo mas correcto,
que más da si ya nos dan por muertos.
Y volvemos a fornicar
bajo la atenta mirada de las cortinas
que alzan el vuelo
de la anomalía de la protuberancias.
De una bella astilla
en un buen chico de familia.
III
Contaminan los ríos, el aire rezuma a pesticida,
la fruta nos come a nosotros,
y los polos tienen más palos que escoria,
la nieve rosa, los sótanos de casa
al zumbido de los aires acondicionados.
La comida basura, el dinero que pende dentro de nuestras bocas,
fornicar al sistema no sólo los cuerpos.
Nos matan a los jilgueros, al futuro de los niños.
Con el metano en boda, oligarquía
del trueque, de reciclar la tierra, de no crear cementerios,
y salvar de una puñetera vez
la galaxia.
Fornicar y lucha.
Fornicar, en definitiva,
que nos sirva para algo,
Fornicar con las luces abiertas sin la temeridad de los ojos sin cara
con el pudor destripado por la moqueta
junto a la ropa.
Me hace sentir
hermosa como las estrellas
que son de cine,
con las Lágrimas de San Lorenzo
sonriendo orgásmicas.
El sexo no es moneda de cambio
entre nosotros , liar un cigarro
mientras de fondo la sonoridad de un film francés
abre el apetito a la mortadela.
Mudar el mundo.
Amar y sus diferentes formas.
II
Con los cuerpos en lanzallamas,
hablamos de política, de cómo arreglar mejor el lado oscuro
de la nevera, que como una oculta faz de luna
es insoportablemente ciega.
Y cuando empieza y coincide conmigo que la ideología actual hace estragos,
en falsa brillantina de verano, hacemos fumigaciones.
Él cree como yo en lo obsoleto del sistema y
que por el bien de la humanidad, el cambio proclama.
El planeta debe tomar conciencia como uno.
Basta de líderes que se masturban delante del reflejo de un televisor.
¿Sabe, quién es Jorge Riechmann?
Luego las diferencias, porque me levanto extasiada alzando el puño
con la solícita revolución, mientras usted más coherente
me pide que baje de la cama que me voy a caer del salto
y me dice que eso sólo conduce a muertos, a muertos.
Muchos muertos.
Los muertos ya existen con la negación a la educación, con los hospitales sin recursos
con una población sodomizada, de momias sin faena con los orificios taponados,
que sigue la noria de un laboratorio gris
viral de los que hablan y no se movilizan, y los que acomodados
a una naftalina burguesa mueren mudos.
Entonces cree que las cosas se pueden hacer de un modo mas correcto,
que más da si ya nos dan por muertos.
Y volvemos a fornicar
bajo la atenta mirada de las cortinas
que alzan el vuelo
de la anomalía de la protuberancias.
De una bella astilla
en un buen chico de familia.
III
Contaminan los ríos, el aire rezuma a pesticida,
la fruta nos come a nosotros,
y los polos tienen más palos que escoria,
la nieve rosa, los sótanos de casa
al zumbido de los aires acondicionados.
La comida basura, el dinero que pende dentro de nuestras bocas,
fornicar al sistema no sólo los cuerpos.
Nos matan a los jilgueros, al futuro de los niños.
Con el metano en boda, oligarquía
del trueque, de reciclar la tierra, de no crear cementerios,
y salvar de una puñetera vez
la galaxia.
Fornicar y lucha.
Fornicar, en definitiva,
que nos sirva para algo,
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