La dificultad inconquistable de Afrodita.

Entre sus manos la bandera blanca de un libro de Sabato y un gran esfuerzo a tolerar mi filia por el budismo. Entre sus manos letras completas de apalabrados y trajes de buzo colgados en la rama de una cumbre. Entre sus manos el recuerdo se asemaja al sol a tantas ilustres en cordel, en botón, en barcajada de que cómo el escorpión pica entre la costilla de Eva. Entre las manos de amantes que separados han hallado hoguera, de un hombre y una mujer que pertenecen a polos opuestos, ella notando las grietas del glaciar, él en el sur tras las gafas analiza el pentagrama de los escrutinios. Pero, sé, en verdad, en solsticio, en loto, los vergeles sagrados de nuestras muecas, besos de trufa, la excentricidad de 220 vatios, amaneramiento del sino, sé, que en cada vaivén, lo que me explicaron y no entendía, este sentir de leña, la recuperación de la carne, el viaje de nuestros ojos cerrados a nuestro límites. Entiendo, el lenguaje de los delfines, e...