Sin título.

Autosuficiencia para quien duerme.

Innecesaria
con borlas y clarinetes
luce lúcida.
No precisa
en arrabal o muela
que la trituren
para ser deglutida con más acierto.

Deja qué sea óseo
que el dingo que habita
en el tuétano roído
no la vista de niña
siendo vieja,
tanto como la primera imagen
en ejército de plumas, de chapas.

De orquesta, foto, culo desnudo
y hasta borrachos
en plena sangría léxica.

Ella truhana,
ella siempre.

En un papel escrito a mano
como una manta india,
descansa en un cajón
célibe.

Cuando la desnudan.

¿Qué es exactamente?

La muy hija de puta
es vanidosa. No quiere que la exhiban
ni trafiquen con sus órganos
los foros.

Quiere descansar
en el momento,
de la profanación ya no es poema



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