Bajo el puente de.
Mientras existan ollas
de aceite en llama
calentado cuadrados.
Con gente de frío,
y en la cola los bricks
de menos de cincuenta,
que salen de la mano de la exclusión bancaria.
Pasos dirigentes
hacia el olor quemado de una estufa
bajo el puente en helada estampida
de dedos ásperos
como la rama del seco
recitado poema lumbre de
esa mirada del sol que se desliza
a través de la polea pozo
de señas inequívocas
de asesinar un poco más
al indigente social
en vías de vino y cosas
entre tanta política
y cajas de destornilladores.
Todo sigue oliendo a barato.
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