Carta numero dos.
Querido Gulliver:
Hablar de amor, para mí es lo más complicado, dicen que escribir poemas de política
posee la dificultad para no aparentar un folleto insulso de motes en un mercado de pescados.
Reclamar un derecho, en mi inconsciencia, en mi ignorancia ilustrada, para esta aberrante figura de circo según el espejo, no supone una complicación. Acaso no tiene en su propia matriz toda la fuerza una única palabra: Paz, comunicación, altruismo, respeto, trabajo,... Podría escribir miles de micro poemas de un solo sustantivo. Porque la justicia no necesita apelativo ni adjetivación alguna. Una palabra: revolución, revolución, revolución, encierra más energía atómica que una gota de agua en un pantano.
Una soltera poca familia arma, pero si se van absorbiendo igual que las páginas formarán un libro; tal vez el mar, el océano, el lago más grande de una urbanización de golf, no sea más que la transfusión de ideas originadas en un ente de letras.
Hablar de amor, es lo más complicado, enhebrar en una caja de zapatos todos los tópicos, rebuznar besos, abrazos, lamidos, las cuentas de un collar de gorrión, mariposa, corazón, margaritas y esperma.
Ser franco con el poema y follarlo a destajo, es sin duda, la encomendación más científica y alondra, como expresar que un sexo es una tostadora, que mis senos son cocos, que tu embestida trágica de hombre cuando estamos unidos como un círculo y una línea, se asemeja al oleaje borracho contra la escollera. Descubrir el poema de los amantes, es hallar un planeta nuevo con vida, lejano a nuestros conocimientos. En otra galaxia, tan inmensa que ya ni siquiera es galaxia, todo en un papel doblado de sistemas insertados en casullas. El cerebro, mi querido Gulliver, es el espacio astral más abandonado, igual que la vigorosidad de un verbo. Tal vez el amor y la política sean la misma madre, y sin una no exista la otra. y no podamos admitir que el panfleto lo abarque todo, cómo en una película mala de segundo canal. Porque la política es amor.
Hablar de amor, para mí es lo más complicado, dicen que escribir poemas de política
posee la dificultad para no aparentar un folleto insulso de motes en un mercado de pescados.
Reclamar un derecho, en mi inconsciencia, en mi ignorancia ilustrada, para esta aberrante figura de circo según el espejo, no supone una complicación. Acaso no tiene en su propia matriz toda la fuerza una única palabra: Paz, comunicación, altruismo, respeto, trabajo,... Podría escribir miles de micro poemas de un solo sustantivo. Porque la justicia no necesita apelativo ni adjetivación alguna. Una palabra: revolución, revolución, revolución, encierra más energía atómica que una gota de agua en un pantano.
Una soltera poca familia arma, pero si se van absorbiendo igual que las páginas formarán un libro; tal vez el mar, el océano, el lago más grande de una urbanización de golf, no sea más que la transfusión de ideas originadas en un ente de letras.
Hablar de amor, es lo más complicado, enhebrar en una caja de zapatos todos los tópicos, rebuznar besos, abrazos, lamidos, las cuentas de un collar de gorrión, mariposa, corazón, margaritas y esperma.
Ser franco con el poema y follarlo a destajo, es sin duda, la encomendación más científica y alondra, como expresar que un sexo es una tostadora, que mis senos son cocos, que tu embestida trágica de hombre cuando estamos unidos como un círculo y una línea, se asemeja al oleaje borracho contra la escollera. Descubrir el poema de los amantes, es hallar un planeta nuevo con vida, lejano a nuestros conocimientos. En otra galaxia, tan inmensa que ya ni siquiera es galaxia, todo en un papel doblado de sistemas insertados en casullas. El cerebro, mi querido Gulliver, es el espacio astral más abandonado, igual que la vigorosidad de un verbo. Tal vez el amor y la política sean la misma madre, y sin una no exista la otra. y no podamos admitir que el panfleto lo abarque todo, cómo en una película mala de segundo canal. Porque la política es amor.
Opino que la política es exclusivamente poder. El amor tiene mucho poder pero además es más cosas como tu explicas tan bien. Coincido pues en que es más difícil hablar del amor que de la política.
ResponderEliminarGracias Julio.
ResponderEliminar