CICLOGÉNESIS
Vuelve el Monzón,
lo escucho,
las danzas tribales,
los tambores,
las cornetas de guerra.
Debo tomar una selva,
en forma de torrencial ola,
no nací para ser un rotulador en la caja del sistema,
una cerilla en una tumba, esperando que la suerte
venga a incendiar la desdicha.
Necesito amarrar mi ancla,
y romper la pecera a base de puñetazos
como una mar loco,
embravecido devorando playas
y escolleras orificios.
Soy la misma, pero con rabia,
estoy en el proceso de aceptación que la vida ,como dirían los franceses, es una merd.
Cuando el límite empieza a sonar a trueno,
y te das cuenta que vivir en una clínica veterinaria city,
no es tu oficio.
Volar si tuviera aletas de delfín,
bucear como en un oceanográfico,
quizás ese golpe certero me perdonó la muerte,
tenía pensado viajar a Barna,
lo había organizado,como todo lo que hago en secreto escape.
Quería ver el Planetario
y sentir la leche catalana de mis venas mamadas,
los trenes me ayudan a tomar decisiones.
Ahora llueve, pródiga,
que mis rodillas clavadas están en el fango,
y raíces vellos se amarran,
líbera lluvia
convierte este momento,
en algo que no sea más que un aviso,
el billete a destronar la rutina,
me han parido en supernova,
jactando de mis agujeros negro,
relámpagos y vientos que alteran toda una población de huesos,
en una cascada.
lo escucho,
las danzas tribales,
los tambores,
las cornetas de guerra.
Debo tomar una selva,
en forma de torrencial ola,
no nací para ser un rotulador en la caja del sistema,
una cerilla en una tumba, esperando que la suerte
venga a incendiar la desdicha.
Necesito amarrar mi ancla,
y romper la pecera a base de puñetazos
como una mar loco,
embravecido devorando playas
y escolleras orificios.
Soy la misma, pero con rabia,
estoy en el proceso de aceptación que la vida ,como dirían los franceses, es una merd.
Cuando el límite empieza a sonar a trueno,
y te das cuenta que vivir en una clínica veterinaria city,
no es tu oficio.
Volar si tuviera aletas de delfín,
bucear como en un oceanográfico,
quizás ese golpe certero me perdonó la muerte,
tenía pensado viajar a Barna,
lo había organizado,como todo lo que hago en secreto escape.
Quería ver el Planetario
y sentir la leche catalana de mis venas mamadas,
los trenes me ayudan a tomar decisiones.
Ahora llueve, pródiga,
que mis rodillas clavadas están en el fango,
y raíces vellos se amarran,
líbera lluvia
convierte este momento,
en algo que no sea más que un aviso,
el billete a destronar la rutina,
me han parido en supernova,
jactando de mis agujeros negro,
relámpagos y vientos que alteran toda una población de huesos,
en una cascada.
Bella!
ResponderEliminarBesos
Las gatas tenemos siete vidas.
EliminarPena que tengamos que sufrir para aprender: más nunca deja de brillar la luz aunque la estrella haya muerto y si deja de brillar nace una nueva más intensa más tuya más fragil y más dura: las dos cosas a la vez. Si. Las dos cosas. Cuidate mucho. Y enhorabuena por el poema. Muy sincero y muy poema
ResponderEliminarredondo y vivo.