El nuevo juguetito

"Tenemos chica nueva en la oficina" canturreaba mientras limpiaba con lejía los últimos besos.
Eso sí que es un buen entretenimiento,
el borrar con la esponja el olor que desprenden los bosques japoneses.
Uno se ducha y olvida.
Y se mofa de la lucidez humana.

Los asesinos en serie, suelen cometer esos actos impios. Te degüellan mientras
se camuflan de océano, y mastican
el nuevo bocado de sushi que ha traído
el chico de la moto, con la parsimonia de los leones en el zoo cuando les lanzan el pienso del Carrefour.
Pero una que de detective tiene un karma y tres reencarnaciones, sabe que hay titanes sin escrúpulos, capaz de liquidar la amistad por la arrogancia de un estreno "armatorio".
Mi madre, siempre me ha avisado. No te enamores de homicidas.
Busca entre tantos lobos tu camino
que el personaje que abandona una vez lo hace mil primaveras...
Y yo quiero a mi lobo bobo de pelo.
Y me alejo del leñador disfrazado de cordero.
Porque tanto aséptico me irrita la córnea.

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