Mimosa

Cuando era niña, tenía una muñeca de trapo cuya cabeza era de plástico, y en su interior albergaba una caja de música que funcionaba con cuerda. La melodía que emitía era una nana muy conocida, y recuerdo que a mi abuela le encantaba, tanto la canción como el juguete en sí.

Han pasado cuarenta años, y una noche comencé a escuchar la misma melodía de caja de música. Me quedé ojiplática y con temor, porque no sabía de dónde procedía aquel tono que yo asociaba con un recuerdo muy concreto de mi infancia. Para calmarme, decidí pensar que provenía de casa de la vecina, aunque sonaba muy cerca.

Un día, de forma inexplicable, descubrí que se trataba de la melodía que utiliza mi iPhone para realizar actualizaciones. Me reí de la parafernalia que mi mente y mi corazón habían orquestado. Sin embargo, hace unos minutos la he vuelto a oír y me he quedado pensativa, porque nunca elegí ese tono y no es el habitual en un teléfono.


¿Casualidades o comunicación espiritual?


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